martes, 21 de julio de 2015

NELA, MARIALENA. LLORENTE Y JOSMAN


Fotografía anunciante de la película Marianela.

A pesar de las mejoras en Servicios Sociales presentadas al Pleno, a todos los últimos alcaldes de Leganés, les escribo un mismo artículo, por buscar sus conciencias públicas y la mía.


NELA, MARIALENA. LLORENTE Y JOSMAN



Dicen que, recién entrado el siglo XX, llevaron al teatro la novela de D. Benito Pérez Galdós, para mí el mejor novelista de España, salvo superiores pareceres de gente más instruida. Galdós estaba ciego en su ancianidad, y viendo el final de la representación, durante las ovaciones a los actores, D. Benito tuvo unos instantes en que se le turbó la razón y empezó a repetir: “Nela, Nela, Nela”

Posiblemente El Quijote, nos ha eclipsado y no veamos más allá, pero “Marianela” rompe el alma de los lectores y alcanza lo más sublime escrito en esta jodida España. Y ésta noche estoy por primera vez en mi vida con un enorme dolor del alma, se me ha venido el alma rota en pedazos, porque Galdós ha conseguido que la vomite a golpes de manantiales lagrimosos, transcurridos 120 años después de escribirla. 

Estos días de lectura febril, también he visto a los llamados menesterosos, andar descalzos, semidesnudos, mendrugueando un pan de tres días, en distintas zonas de Madrid, y la televisión sigue mostrándonos niños desnutridos, devorados por insectos y mujeres africanas con la sed en sus pechos maternales colgantes, y vacíos de vida. 

He leído de nuevo esta noche Marianela, hacía años que no me reencontraba con ella, hoy llovía sobre éste Leganés que alborea sobre un Butarque lagrimoso, me he asomado a los salarios grandiosos de los políticos de todos los colores. 

Y tal vez preso de esa locura transitoria o perturbación galdosiana desde mi pobreza, como la suya al final de sus días, he maldecido a toda la clase política, y a su corte de cargos de confianza, de liberados, de lame esfínteres anales y, junto a ellos, a todos los banqueros, constructores, especuladores y a cuantos practican casi un terrorismo laboral - miedo extremo o intenso a perder el trabajo- en una España que contra más socialista, es memos social. 

A nadie oculto mi guerra -no violenta- con el PP y el PSOE, solo tengo esos dos enemigos en mi mundo. Y hoy en una noche de insomnio voluntario, estoy soñando despierto que, el alcalde y yo donamos un tercio de nuestro sueldo para comprar zapatos, vestidos y pan a las Marianelas que hay, y que siempre han existido, quizás para sentirnos más humanos y más socialistas. 

Y el final del sueño, es tan simple como viajar en su coche oficial, y cantar al unísono, de regreso a Leganés, eso sí, con los labios del alma, si es que nos la encontramos, aquello de : “Nela, Nela, Marianela”, porque Marianela no ha muerto, vive reencarnándose cada día y cada hora desde 1878 por las Cañadas Reales de España , tan horrible, tan fea, tan desnutrida, atrasada, descalza, semidesnuda y en una agonía permanente, víctima del amor y el desamor a un tiempo, sí desamor, alcalde, desamor de aquellos que, presumimos a veces, diciendo que, somos de izquierdas, y solamente somos un envoltorio carnal por humano, que llamamos cuerpo. 

JOSMAN.

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